sábado, 6 de julio de 2013

De la vida aprendí...


De la vida aprendí que si me gusta y sé que no va a pasar, me goce el sentimiento a todo dar. Sentir es lo que nos recuerda que estamos vivos, que la sangre corre por las venas y las neuronas tienen conexión.

Aprendí que decir lo que piensas no es tomado de mala manera cuando lo dices con buena intención, las opiniones si cuentan, sobretodo cuando son verdaderas y sin motivos alternos.
Aprendí que es increíble sentirse agradecido, porque eso significa que algo bueno te brindó otro ser. Y a recibir agradecimientos, porque no tiene nada de malo obtener una recompensa tan bonita como la satisfacción que da mejorar la vida de alguien más.

Aprendí a los golpes que lo malo conlleva a lo mejor, que nunca obtenemos todo lo que queremos, pero la conveniencia participa en el proceso y obtenemos aquello que necesitamos para surgir.
Aprendí que nadie está errado; los puntos de vista difieren y las realidades son distintas porque no existe vida exactamente igual a la de nadie más.

Deduje que la amistad existe en tantos niveles y formas como matices en el mundo de los colores, la perfección no llega nunca, pero ek cariño nunca se va.
Descubrí que si se pueden tener amigos, el problema es la percepción utópica que existe del concepto: Un amigo no debe ser perfecto, debe considerarse en tu conciencia como tal.

La familia no es perfecta, ni se acerca a ello. Pero es necesaria, tanto la que nació en tu sangre como la que creas en tu evolución.

Aprendí tantas cosas que son imposibles de plasmar, pero todas llevan a una cosa: Aprendí que no está mal ser uno mismo, ser un  poco egoísta, salirse de las reglas, tener ideas, SENTIR, respirar y vivir.

"Porque vivir es todo lo contrario a existir". 

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