lunes, 10 de junio de 2013

Indecisión instintiva.

Y así como las ofertas, los temas pasan volando por mi cabeza y al terminar de escoger uno perfecto para la noche llega otro seductor con sus problemáticas e interrogantes a arrebatarle el protagonismo al ahora considerado una borrosa mancha en mi memoria. 

Podría hablar de política, de la situación del país, de los estudios, de lo difícil de la medicina, decepciones, sueños rotos, desamores... Y pare de contar. Pero mi indecisión me incita a seguir mis instintos y me enfocaré en un tema discutido por todos, no creído por algunos, y temido por muchos: "Panchito" y sus colegas.

Les explico. Nuestro "Adorado" Panchito forma parte de la familia residencial que formamos en mi ciudad de estudio, "Un espíritu" según muchos que han pasado, visitado y se han quedado por acá. Según los más valientes, los incrédulos y los indiferentes es la brisa, los mangos que caen del árbol y por supuesto, alguien que corta árboles a las 3am todos los días. Un tema que muchos ignoran por miedo, y otros "Por respeto" (Miedo disfrazado por orgullo, si les interesa mi opinión): El del más allá, lo que pasa cuando dejamos de respirar, nuestro corazón se detiene y se desvanecen nuestros recuerdos en la oscuridad.

  La muerte para mí sigue siendo un Tabú, un miedo considerable que se podría interpretar como fobia, porque eso de dejar las cosas hasta allí, no saber nada más, no sentir otra vez, quedarme en negro y no volver se vuelve catastrófico entre mis pensamientos, me aferro a la vida porque tengo mucho por lo cual seguir, mucho qué lograr y muchos sueños qué cumplir... Pero ya nos desviamos del tema. A partir de éste momento y esta duda en la humanidad es que surgen esos mitos, leyendas y cuentos (Tal vez no tan cuentos como pensamos) de "La vida después de la muerte". 


Entre espíritus, espejismos, sombras, sonidos, y "¿QUÉ FUE ESO? ¿ESCUCHASTE?" Pasan nuestros días, sin saber con certeza si existe nuestro amado Panchito o son ideas que se forjan en nuestras mentes por vivir al lado de un río. Así mismo es la sociedad en general con el tema, opiniones divididas, incrédulos abundan, creyentes aún más pero nadie puede probar su existencia o falsedad. Nos toca quedarnos con los cuentos nocturnos, preguntándonos si el golpe en el techo fue un pájaro o si la puerta se cerró con la brisa fantasmal que pasó dos segundos antes. 

Vivamos nuestras vidas, digo yo. Con bastante miedo porque soy creyente, las supersticiones van más conmigo que las meras causalidades, debe ser por lo soñadora... O lo asustadiza puede ser. Esperemos que la vida tan hermosa que poseemos no termine en una oscuridad eterna y tengamos la oportunidad de ser el "Panchito" de alguien más. Las galletas con sus miles de matices, coloreando de diferentes tonalidades el postre entero, también lo sobrenatural cabe en el concepto no? 






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