sábado, 15 de junio de 2013

Familia.

Tienes un hermano mayor que es psico - celópata certificado y te corre todos los "Bueeeeeno, se ve chévere el carajo" por que tienen un túnel, se visten como propaganda ambulante de Náutica o simplemente porque nadie, nunca jamás, ni en un mundo paralelo será lo suficientemente bueno para ti (Claro, no aplica a las hermanas ajenas). 

Tienes varios tipos de tías: La hipocondríaca fánatica del dramatismo propio de las películas de Shakespeare, La Martha Stewart que ama cocinarte y rellenarte como la bruja de Hanzel y Gretel, La que te arranca los cachetes a pellizcos  y le dice a todo el mundo que está grande y hermoso, pero se destaca con las puntas pasivo - agresivas "QUÉ BELLA MI AMOR! LOS KILITOS DE MÁS CASI NO SE TE NOTAN" y las que no tienen hijos y te regalan toda mariquera que nunca comprarías ni te comprarían tus padres... Entre otras que no describiré pero todas sabemos que existen. 

Tienes los tíos borrachos, los que les pides plata cuando empiezan a hablar su propio idioma después de varias copas y te dan el doble. Los que usas de taxi porque aman llevarte a todos lados y ni corto ni perezoso aprovechas la situación. Los que viven metidos en tu casa, se comen tu comida y no recuerdas la última vez que viste una imagen de tu casa sin que estuviese presente su barriga. 

El grupo de primos que de pequeños era la pandilla, que siempre serán tus compinches a pesar de todo. 

Los abuelos que siempre te dan lo que quieres, te atiborran de amor, te dan dinero de contrabando, te consienten hasta más no poder y siempre te considerarán el bebé de la casa.

Los padres incondicionales, los demás primos, los cuñados, sobrinos, los hijos de los primos, el sometido por tu hermana, la que le monta cachos a tu ex - tío político... TU FAMILIA.

Esos que no abandonan nunca, que llevan el apellido en alto, que están orgullosos de ser tu familia aunque peleen, se insulten, no se soporten... A la hora de la chiquita, son los que llevan tu sangre (En ciertos casos no, pero como si así fuera) y los que en el momento que te partas una pierna, son los que te van a llevar en guinda al hospital en un santiamén. 

Apreciar la familia es innato, a esos que consideras familia, no necesariamente la que te imponen. Con los que se cuenta en todo momento y se destruyen internamente al verte perjudicado.
Hoy pasé por uno de esos momentos que te hacen recordar cuánto los aprecias, esos que vienen una vez a la cuaresma y que deberíamos tener presente siempre. Los dejo porque mi guardia insatisfactoria que no me dejó dormir terminó y las letras empiezan a caminar en mi pantalla por el cansancio. A descansar cuando se puede, y cuando no a soñar con ello. 


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