miércoles, 10 de septiembre de 2014

Locas vacaciones sobre ruedas

Sí, me refiero a la película de Robin Williams, se acuerdan?


En la que hace el papel de un padre de familia que cambia sus vacaciones familiares en Hawaii por una casa rodante, que hace que todos lo odien pero que terminan siendo felices para siempre, como todas las películas de Robin Williams. 

Q.E.P.D, una pérdida indescriptible, que sin embargo nos dejó mucho. Entre otras cosas, nuestra infancia... O si al caso vamos, MI infancia (Aunque no conozco la primera persona que no se haya visto una película de Robin).

 El genio, el científico - padre de Flubber, Patch Adams (Esa me dolió), Mrs. Doubfire, El hombre bicentenario, Ramón y Lovelace (Los pingüinos de Happy feet, que también me dolió burda esa), El profesor favorito de todos (Dead poet society, OH CAPTAIN, MY CAPTAIN!)... Y muchos más que no puedo recordar en este momento pero que bastante trajeron a mi vida en los años más bonitos de mi existencia: Mi niñez.

Gracias, Robin.

En fin, de eso no era de lo que iba a hablar pero es que el Sr. Williams es un punto débil para mí y la manera en que se fue, fue tan devastadora que no puedo evitar lamentarlo cada vez que lo recuerdo.

Ok, ahora sí. 

La película, la recuerdan no? Si no lo hacen con la descripción que les di, más o menos pueden captar de qué voy a hablar: VACACIONES FAMILIARES.

Por fin pasó la etapa de "METAN BUFANDAS Y TRAJES DE BAÑO EN LA MALETA QUE EN LA ENTRADA VEMOS PA' DONDE AGARRAMOS!" Cosa que mi maleta agradeció.

Decidimos un destino, reservamos como personas civilizadas y emprendimos el viaje. 

5 personas en un carro, (MUY ESPACIOSO POR CIERTO, que tiene 7 asientos pero para 5 personas no pareció ser suficiente).

Me sentí como una de esas familias grandes que conviven a diario (Cosa de la que no conozco mucho porque la chorrera de familiares que me rodean están mínimo a 2 horas de mi casa), en el momento en el que bajamos los asientos traseros y quedamos 5 personas, en 5 asientos perfectamente cómodos, DONDE POR ALGUNA EXTRAÑA RAZÓN, YO NO TERMINABA DE CABER... Siendo mis dos acompañantes, bueno... Caquéxicas? digamos, muy muy delgadas mejor.

"Oh sí! qué bonito es tener una familia grande!"

A las 3 horas de camino (De las que todavía restaban bastantes para llegar, ya que llovía y las curvas del páramo no dan para mucho con los deslaves en ese clima), me di cuenta que todo era extracomodidad de mis dos acompañantes (Si Yeni, si Patricia, ustedes) se regocijaban en la extensión de MI asiento y tuve que recurrir a un referéndum revocatorio inmediato: "POR QUÉ USTEDES PESAN LO MISMO QUE YO ENTRE LAS DOS Y NO TERMINAN DE CABER EN SUS ASIENTOS!? FUERAAAAAA! ES MIIIII ESPACIO!" 

Situación que se prolongó a lo largo de todo el camino, de ida, de vuelta, entre sitios... A la cual me rendí y me dejé llevar "Rela, siempre has querido hermanos".

4 días que transcurrieron entre 0 y 9 grados (No no, mi ropa forzosamente funcionaba para 16 grados, estirándole a 13), peleas con la chimenea (Qué aguantaba 20 minutos con una llama casi imperceptible que, varias veces llegué a pensar, que era un holograma) y comidas un tanto dudosas del preciado restaurant de las cabañas que encontramos a 1 hora y media de la ciudad de Mérida (Lo siento, papá).

Mi mamá siendo amante de la carretera (Porque ella no maneja, ella ve... Lo siento otra vez, papá), y cuatro mujeres en busca de compras, hicieron del viaje algo... Bueno, algo difícil de rellenar. 

"Y qué hacemos hoy?"
"No sé, di tú"
"Yo no conozco esto"
"Yo tampoco"
"Ahhh... Y ahora?"
"No sé, vamos a ver"

Cuatro días del mismo dilema, que nos terminó llevando al pico el Águila, Vía Timotes, La laguna de Mucubají y finalmente, a una búsqueda del tesoro con la heladería de la Coromoto (Famosa por sus 1001 sabores extraños y no tan extraños, con los que entró al record guinness y a la que no teníamos ni puta idea de cómo llegar porque MI MAMÁ DEJÓ EL GPS... LOS DOS... Lo siento, papá... De nuevo).

Entre direcciones incomprensibles de la peculiar población de la zona, llegamos.

"DELE POR AHÍ DERECHO, CRUZA PA' ALLÁ Y SIGUE OTRA VEZ, CRUZA Y LISTO" 

Mmmmm...

"DELE POR EL VIADUCTO PA' ALLÁ Y DESPUÉS CRUCE Y DERECHITO, AHÍ ES"

Mmmm....

*Cuatro direcciones más después*

¡ESA EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES!


Grito unánime que abarcó dos cuadras a la redonda y que perturbaron a los pobres comensales del restaurant de la esquina. 


Un sin fín de contratiempos y situaciones se presentaron en un tiempo que no se vio en lo absoluto suficiente para todo lo que sucedió.

Desde la visita al mercado municipal, pasando por mi falsa alarma de cólera, las paradas incontables para comprar dulces asquerosos y pan frío, llegando al fin a la visita a la "Venezuela de antier" (Donde pasé un calor incomprensible, gracias por la caminata) y al regreso donde volví a pelear por la increíble ocupación de espacio que provenía de parte de mis dos neceadoras - salvadoras (Gracias Yeni, gracias Patri, me hicieron el viaje).



Todo culminó entre risas y un descanso de dos días seguidos, y como todos los viajes familiares, lo malo se esfumó más rápido que el cansancio del viaje y quedaron los recuerdos bonitos. Esos que salen a relucir en las reuniones y que no abandonan nuestra memoria, por atesorarlos, y porque sencillamente, eso es lo que marca nuestra existencia.

Buenas noches, galletitas.

PD: Vieron que no hay postdatas? JAJAJAJA.

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