Calla al mundo.
Ciérrate. Ciérrate y déjalo ser a tu alrededor.
Ser dependiente es ser débil,
preocuparse por el resto quita tiempo,
querer es perder,
insistir es trabajoso,
deja ser al mundo y no pienses en él.
Porque mucho de lo que consideras importante, en realidad no lo es.
Porque conocer el secreto de la vida es el deseo de muchos... Y el logro de ninguno.
Porque al final, el mismo desenlace nos abrazará a todos,
sin importar si actúas bien o mal.
Porque, ¿Cuál es la verdad verdadera?
¿Cuáles son las reglas oficiales?
Para mí es rojo, para otro verde, quizás gris.
¿Por qué seguir reglas impuestas por alguien más?
Quizá el egoísmo no es malo.
Quizá el amor no vale la pena,
los amigos no existen,
estudiar no tiene sentido,
el dinero no vale y el físico no importa.
Quizá los sentimientos son una enfermedad, no una virtud.
Y todo lo anterior lo dedujimos porque alguien más lo dijo.
¿Y si lo hubiese dicho yo?
¿Y si no lo hubiese dicho así?
¿Estaría mal, o estaría bien hacerlo mal, y no sería malo ya?
¿Por qué el amor tiene que ser bueno?
¿Por qué la familia tiene que ser unida?
¿Por qué aquello que contradice la norma está mal?
No aprendas.
No surjas.
No ames.
Sé egoísta.
No le des importancia a los que te rodean.
No lo hagas, y después date cuenta de por qué se ha tomado como norma querer, compartir, ceder y aprender.
Quizá la vida tenga el mismo desenlace.
Quizá los clichés tengan razón y la diferencia la hace el camino.
Pero la decisión de cuestionar la tienes tú.
Entonces, ¿Sigues al resto? ¿O decides que no vale la pena?
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