Quisiera yo saber...
Saber qué pasó contigo,
Saber por qué te fuiste así.
Quizás yo lo sé, quizás es todo eso que sé y no deseo aceptar... Tanto así que ni yo misma percibo.
Y pasaron los años y en mi cajón yo sigo viendo tus cosas...
Ese cajón de recuerdos que enmaraña aún más tu partida.
Todo suena a luto, a velorio y rezos... Pero no. Todo lo que sucedió fue patético, aunque no necesariamente incorrecto.
Quizás era lo que yo necesitaba, un golpe de realidad para darme cuenta que, a lo mejor, yo no era lo correcto.
Yo no era la solución, el escape ni el alivio. Fui la complicación, quizás lo sigo siendo. O, lo que sería devastador:
QUIZÁS NUNCA FUI NADA.
Nunca verás esto, mucho menos tendrás algo que decir. Porque esto nunca existió. Partió de tu imaginación y se quedó allí, varado en los mares de la incoherencia e incomprensión.
Nadie lo merece, nadie lo quiere... Pero todos pasan por el devastador momento de: Simplemente no es para ti.
No miento que siempre deseé que todo fuese distinto, aunque siempre supe que no iba a suceder. Que las historias con finales felices, los capítulos rosa y la parte bonita de la sinopsis no era para mí.
Siempre supe que no me escribieron para esas historias, que no era la protagonista de ningún libro, que podía servir de relleno y eso estaba bien.
Pero me hiciste pensar, por un momento, que quizás eso podría no ser verdad.
Y eso, aunque no fue suficiente, estuvo bien.
No soy infeliz por lo que tengo ni lo que soy.... Pero siempre voy a desear ser más.
Good night, little cookies.