miércoles, 5 de marzo de 2014

No vale, ¿Qué te pasa? No me gusta.

De repente te despiertas un día y ya no hay vuelta atrás.

"Ay, coño... Me gusta"

¿Y ESO CÓMO PASÓ?

El dilema que se presenta en la vida de todos, a unos más frecuentemente que a otros, quizá con mayor intensidad en algunos pero que golpea hasta al que se cree intocable e indomable.

Y es que es demasiado fácil darse cuenta que a toditos nos gusta que el pulso se nos acelere al pensar en alguien, y cambiarle el nombre a las náuseas por "mariposas en el estómago".

He visto mujeres diciendo "Me volví asexual", derrochando a su alrededor "ME HIRIERON Y NO VOY A DEJAR QUE NADIE MÁS LO HAGA"

He visto hombres presumir de una insensibilidad impresionante a los que se les agua el guarapo con una sonrisa en especial.

He visto tanto, he pasado por aún más y, después de todo, me di cuenta de algo: ES INEVITABLE, INCONTROLABLE, FRUSTRANTE Y EMOCIONANTE la espinita que se nos atasca de vez en cuando en nuestro haber. La espinita que te deja pensando por horas "¿POR QUÉ ME GUSTA ÉL SI NO ME PARA?" "¿POR QUÉ ME GUSTA ELLA SI NO ES PARA NADA MI TIPO?"

Suerte vale, los tipos no existen.

Siempre decimos que nos gusta alguien de cierta manera, "Blanquito, pelo negro, grande y gordito" y terminas pensando en el morenito de la esquina que vende chicles.

"¿POR QUÉ EL QUE VENDE CHICLES? ¡¿POR QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?!" Porque estás viva mi amor, y eso de "El no es mi tipo" se va por un barranco cuando te dan en la tecla.

Porque nos gusta el catire de la sección 22 hasta que otro muy distinto va y te dice dos cositas que nunca nadie te ha dicho, o que te han dicho pero nunca de esa manera.

La lotería más engañosa porque juramos que tenemos control sobre la misma, y como dice mi mamá: "Yo creía que me iba a casar con un catirote dueño de media Venezuela... Y terminé con el veterinario con pinta de mexicano que no tenía ni carro para buscarme"

La tecla que tenemos y muchos desconocemos, esa que se activa cuando nos dicen "A mi me gusta jugar con plastilina todavía" o "Mi hijo jugará béisbol cuando crezca". Cosas que ni por allá lejos te imaginas que podrían despertar una interrogante en tu cabeza... Y todo comienza con ese detonante rondándote la cabeza hasta el punto de decirte tú mismo "Ah buena vaina pues, es inmaduro y juega con plastilina, ¿De pana sigues pensando en eso? ¿DE PANA?"

Y te frustras hasta que te das cuenta que ya no piensas en la plastilina, sino en cómo se ve él jugando con ella. O poniéndole la gorrita de béisbol a un niño. 

"Qué estúpida, cállate de pana... Deja de pensar estupideces. Es el que vende chicles, VENDE CHICLES"

JAJAJAJAJAJAJA... Demasiado tarde. 

Aquí comienza la desesperación nivel: "Me pego la cabeza contra la pared para que su rostro no siga allí", que persiste hasta que te dignas a aceptar que caíste, y que no te gusta comer chicle pero vas todos los días a comprar a la esquina porque te gusta el que los vende.

Sí... Te gusta el que vende chicles, "Te la jugaste feo, karma. BURDA DE FEO"

Aclaro ahora que no me gusta ningún vendedor de chicle (Gracias, la gerencia... Aunque no tiene nada de malo, pues), ni tampoco un plastilino - impulsivo... Pero entendieron lo que quise decir no?

Verde, marrón, azul, alto, bajito, gordito, bulímico, fea, insoportable, habladora, bello, no bello... Cuando las maripositas tocan a la puerta mejor déjalo fluir, que si debe ser, será y sino, pasará más rápido si no te estancas en la fase de "Ah pues, no me gusta... ¿Estás loca?" 

Porque en el momento en que estas palabras salen y te lo/la imaginas sonriendo, perdiste.

Y perdiste duro.

PD: La situación de mi país se ha mantenido inestable últimamente, y los gritos de ayuda han tratado de ser aplacados... Venezuela no se va a rendir, y los fallecidos serán honrados con la salida que la mayoría deseamos: Un país seguro y merecedor de sus riquezas. Hasta que ese momento llegue, las publicaciones serán pocas, pero no me iré por completo.

Gnight, little cookies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario