viernes, 8 de noviembre de 2013

Y se volvió a marchar sin saber por qué.



"Se deshizo por mi piel, alivió toda mi sed... Pero se volvió a marchar sin saber por qué" 

Bueno si sabía por qué, y la cosa no fue exactamente así... Pero la emoción fue similar, ustedes me entienden. Esa canción nacida de manos del protagonista de este post explica de manera sencilla lo que toda fanática del Malagueño Barbudo sintió la semana pasada, emoción que esperaban (EJEM, ESPERÁBAMOS, EJEM) desde hace bastante tiempo.

Este concierto fue, personalmente, el sirope de pastelado del año. El helado cremosito de vainilla, el arequipe, chocolate, la oreo, quizás las chispitas de chocolate que no te gustan pero bueno, todo no puede ser perfecto... Y cuando crees que tu creación está lista, BOOM! te sacan el sirope de pastelado para que le pongas encima. Esa vaina que hace que el postre que fuiste moldeando sea para chuparse los dedos.

Cuando la cosa no parecía poder ponerse mejor (GRACIAS MR. GINOBLE) llegó el anuncio: "PABLO ALBORÁN POR PRIMERA VEZ EN VENEZUELA" (Aquí fue cuando mis amigas y yo empezamos a romper cochinitos a diestra y siniestra, hacer ojitos a toda la familia y reunir para sacar la entrada "AUNQUE SEA EN AZUL")

La tortura comenzó a la hora de la compra de entradas, que si la plata, que no la tengo, que ya me la dieron, que no se transfiere, que préstame ahí... Problemas que terminaron llegándole al precio entre estafas personales y que una hora adicional al tiempo estipulado para la compra (Gracias Mafer) dieron resultado: *Inserte coro celestial* ENTRADAS.

El club de fans obviamente no podía faltar porque "YO QUIERO CONOCER A PABLO" (Sí ilusa, ¿De veras creías que después del milagro con il volo se te iba a dar otro? Shame on you, confórmate). Pero no me iba a dar por vencida tan fácil. 

La odisea del viernes:

 El día comenzó a las seis de la mañana con EL AGUACERO MÁS GRANDE QUE HA VISTO LA HISTORIA DE VALENCIA. Lo único que faltaba era los barquitos de papel haciéndose pedacitos en los riachuelos que se formaban en las calles de San Diego "YA LA CAPTÉ, NO LO VOY  A VER... PERO NO ME VOY A RENDIR". Acordamos esperar no ahogarnos para salir a montar guardia en el hotel, y así esperábamos a la obsesiva faltante que venía en la vía.

Pobrecita, de verdad.

Casi se mata en la vía, el taxista perdió el limpiaparabrisas en el camino, salieron goteras en el techo del carro, colas, lluvia... En serio, pobrecita. Su cara fue un poema cuando arribó las instalaciones del apartamento, pero con las mismas arrancamos para el Hesperia.

Al llegar, nos percatamos de la pesadilla de cualquier acosadora: EL HOTEL ESTABA FULL DE GENTE, EN ESTA VAINA NO ESTÁ PABLO. Y luego de confirmar con fuentes clandestinas (NO LAS FUENTES QUE DEBIERON HABERLO HECHO, LAS QUE YA CONOCÍAN LA INFORMACIÓN Y NO SE DIGNARON A PROPORCIONARLA, GRACIAS LA GERENCIA) nos fuimos a comer y directo al fórum "Qué más queda pues?"

Ese día pasaron demasiadas cosas, demasiados roces, secretos, silencio, hipocresía y demás. Pero lo cierto es que en todo el caos y aunque fracasamos en el papel de groupies esta vez, salieron amistades inesperadas y abdominales marcados gracias a los ataques de risa que pudieron ocurrir en el transcurso de la batalla. 

La espera se hizo eterna pero todo valió la pena cuando salió Pablo Paquetote Alborán a escena, tan sencillo como siempre y matándome con mi canción favorita para abrir: Toda la noche. 

Está de más decir que perdí la voz, la cordura y compostura en ese concierto donde nunca pude decir "Esa canción no me gustó". Y aunque las peleas con los que estaban detrás y seguridad no se hicieron de rogar ESA VAINA DE CONCIERTO FUE BRUTAL, DIOS MÍO PABLO MÚDATE A VENEZUELA QUE YO TE MANTENGO. Ok, no. Pero en fin, la noche terminó siendo madrugada a las afueras del apartamento con el resto de las chicas que había conocido ese día (Que muchas lograron la foto con él, otra vez, gracias la gerencia) brindando por Pablo y su brillante presentación.

ANUNCIO, hasta aquí llegaron mis días de groupie... Hasta que vuelvan il volo y Pablo al país. Pero como para eso falta ya bastante no hay de que preocuparse. Ahora todo queda para el recuerdo y para dejar mi barrita de aspiraciones ON TOP OF THE WORLD AND BEYOND, tatuándome una sonrisa imborrable hasta dentro de bastante. 

Gracias Pablo por tanto, y gracias año por lo demás.

PD: Ya los dejo en paz con mis temas antiserios, pero como dije en mi post anterior, este blog va para lo que dice Nino, y está lo bastante contento como para dedicarle un post a mis dos highlights del año. Escúchense "Toda la noche" de Pablo, y se leen un libro por mí.

Sweet dreams, little cookies.

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