sábado, 13 de septiembre de 2014

Que mi mundo es pequeño... Si me dejas de amar.

¿Se asustaron verdad?

No, no ando con un despecho depresivo que los va a engullir entre lamentos y arrepentimiento... Sólo estoy escuchando música, relájense.

El día de hoy (O mejor dicho, el post) estaba programado para ir dedicado a mi aventurilla en Margarita... Divertido no?

Pero... No sé, no me parece. Hoy no.

Tampoco quiero colocar una reflexión pseudo - profunda que lo único que refleja es que le presté bastante atención a las moralejas de las películas de Disney, ni quejarme (Aunque soy una ruda experta en este ámbito, lo reconozco).

El día de hoy sólo quiero hablar (O escribir en este caso).

 Dejaré de explicarles los tecnicismos de mis intenciones al escribir entre paréntesis, son inteligentes y estoy segura de que probablemente notan esas cosas sin que se las diga, no sé por que sigo explicándoselas.

No sé por qué, pero el momento en el que mis dedos saludaron a las teclas del teclado inalámbrico adaptado a mi laptop (Larga historia), Pepe grillo sorprendentemente se calló. No me habló de reflexiones, moralejas, recuerdos, remordimientos ni culpa. Y ese desconcertante hecho dejó al resto de la asamblea como a mí, perpleja.

¿De pana no tengo nada interesante qué decir? (No es que sea interesante normalmente galletas, pero encuentro fascinante intentar hacerles creer que sí).

Entonces el silencio ensordecedor se llenó con música y de allí salió el título, principalmente porque no había mucho más en mi cabeza en ese momento. 

Y es que, si te pones a ver, momentos como ese, en el que todo se ve distante y ajeno, y no te importa mucho... La brecha justa entre momentos de lucidez, donde te pierdes en el mundo y haces lo que realmente quieres hacer, sin pensar en consecuencias, futuro o pasado, son los momentos que valen mucho. 

Valen porque no se presentan muy seguido, no los dejamos aparecer porque hacemos de todo aquello que nos aqueja, nos espera, o nos sucedió parte del presente, cuando no es así. Cuando tu presente está frente a la pantalla de la laptop y simplemente rondas por youtube tratando de encontrar música nueva, o subes y bajas el Timeline de Twitter. 

Tenemos una perspectiva de presente un tanto vaga, o la conocemos bien, pero no la llevamos a cabo como debería ser.

El presente está en lo que sucede, es en vivo, en directo, sin cortes ni edición. Los recuerdos quedarán para después y las preocupaciones vinieron antes, pero el presente es justo ese medio que desperdiciamos pensando en lo que pudo o podrá ser. En lo que fue y será. 

Desechando lo que es.

Entonces, hoy yo me di cuenta de lo que es... Cosa que esfumó como un rayo porque miren, ya les estoy hablando de futuro y pasado, desperdiciando mi presente... Para recordar en un futuro este presente como un pasado... Irónico no? Otra de las leyes de la vida que no comprendo, pero que se adueña de mi día a día pasando casi desapercibida. 

Los invito a ignorar sus momentos de presente genuinos, para que los disfruten sin recordar ni pensar en lo que no pueden cambiar. Sólo podemos cambiar lo que sucede en este preciso instante, focus on that.

Los quiero galletas, les dejo acá un enlace al trailer que me hizo la semana, el mes, el año: David Garrett como Paganini en lo que, a mi parecer, será la película perfecta.

El violinista del Diablo. 



PD: Terminé reflejando mis horas frente al televisor engullendo a los personajes de Disney otra vez con otra de sus interminales moralejas, que en realidad no recuerdo pero que es la más probable de las razones por las que ese tipo de cosas salen de mí. No crean galletitas, sé que me creo más inteligente de lo que realmente soy.

Good night, little cookies.

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