domingo, 19 de octubre de 2014

Chasing pavements

Should I give up or should I just keep chasing pavements?

Sí mi querida Adele, dejaste esa interrogante rondando mis alrededores.




Bastante tiempo ha pasado ya desde que estoy negando lo que sucede, y levantándome cada día diciendo "Es un buen día y se va a quedar así"... Pero ya esa mierda no me sirve, ya no lo puedo negar.

Volvió el fucking piloto automático, ese al que temo y desprecio más que a mis kilos de más.

No estoy deprimida, no estoy molesta, no me quiero matar, no quiero cambiar, no quiero que nada cambie y a la vez quiero que todo sea distinto.

Volvió la sensación de "Sabor de gripe". ¿Saben? ¿La sensación esa que tienen cuando les da gripe, donde todo sabe medio mal pero en realidad no porque no sabe a nada? Así estoy. 

No me sabe a mierda porque no me sabe a nada. 

(Sí, sí, ya sé. Modales... Esos tampoco me saben a nada así que ¡Shh!)

Y aquí es donde entra Adele a cachetearme.

Iba a escribir de nuevo sobre todo lo que me molesta y todo lo que sigue igual, pero mi querida amiga llegó al rescate y me dijo "¿MIRA ESTÚPIDA ENTONCES? ¿TE ACHANTAS O SIGUES?"

Sí, bueno... Es improbable que Adele hable como una desadaptada social pero así se desató esa cachetada musical en mi cabeza. 

No debería achantarme verdad?

¿Qué pasa que siga sola, que mis amigos se distancien, que las cosas no sean como antes, que lo que parecía seguro ya no lo es tanto, que me toque dejar la seguridad para saltar a un abismo nuevo (Ese abismo se llama hospital, no se asusten... Ya les dije que no me quiero matar). que muchas cosas hayan cambiado y yo sienta que sigo igual? 

Muchas de esas cosas no importan y su efecto apabullante se ve opacado por las cosas que de verdad importan: Las que vienen IN THE BIGGER PICTURE. Ya saben, el panorama completo.

Cuando mi bata blanca no sea necesaria porque me la pidió el médico, cuando esté grabado en ella "Dra. Oriana Veloz", cuando conozca a alguien que me saque de quicio y con el que no pudiese pensar en otra cosa que estar con él, cuando escuche la alarma de mi carro, cuando le compre un regalo a mi papá con mi primer salario, cuando lleve a mi mamá a cenar con el segundo salario, cuando me encuentre en un café con mis amigas para escuchar sus batallas frente al juez o sus descripciones asquerosas de miasis bucales y biopsias de algo asqueroso... Cuando mis futuros colegas me contesten el teléfono para consultarles algo y cuando le recomiende a un paciente uno de mis mismos porque no hay nada mejor. Cuando abra la puerta de mi casa  y cuando escuche por primera vez un "Te quiero, mamá".

Me adelanto bastante a los hechos ¿verdad? Pero quizá la vida tenga sentido así, pensando en lo que va a suceder mientras nos entrenamos. 

No dejo de disfrutar de mi entrenamiento, porque esto también es parte de la vida, y tiene sus buenos momentos,,, Pero sinceramente, no puedo esperar por el reto de verdad. El que falta por llegar.

Quizás muchas de las cosas que quiero y que nombré no sean para mí... Quizá me toque el apartamento de soltera y los gatos, o me toque trabajar en una esquina de noche, pero no por eso voy a dejar de soñar... Sobretodo cuando todo lo que hago va dirigido hacia allá.

Como pueden notar, sigo bastante melancólica, pero eso sencillamente no puede evitar que la loca optimista de mi asamblea grite "¡QUE SI VA A ESTAR BIEN TODO CHICA!" 

Ella es frustrante pero me mantiene a flote. 

Me voy con mi loca optimista y mi melancólica pensativa a otro lado, y los dejo por hoy.

GoodNightLittleCookies. Descansen y escuchen Simple as this de Jake Bugg. 







sábado, 18 de octubre de 2014

La fiebre y la frustración

No, no tengo chikungunya.
No es ese tipo de fiebre la que me frustra.

Es la fiebre que tiene aproximadamente un año aquejándome y que se posa en mi cerebro como el pajarito de Twistos: Mi libro.

Sí, estoy escribiendo un libro... O mejor dicho, ya lo escribí.

Ya sé que no soy escritora, que no tengo la menor idea de los parámetros que usan los escritores de verdad (Esos con un título bien grandote de la universidad o con 1.000.000 de copias vendidas internacionalmente) y que muy probablemente sea un chasco, pero fue un proyecto personal que comenzó como Hobbie, que creció como motivación y que terminó siendo mi bebé.

Mi dilema se presenta como el dilema que toda madre tiene en su cabeza (O al menos eso creo, no estoy ni remotamente cerca de ser madre): Quiero que mi hijo sea perfecto.

Ok, está bien, nadie es perfecto, y los libros tampoco lo son, pero esa sensación es tan incontrolable que se apodera de mí en los momentos menos esperados. 

"Sí chica, pero ¿Cuál es tu drama? ya lo terminaste"

Sí, eso también es verdad, ya lo terminé... Y a la vez no.

¿Les ha pasado que tienen un boom de inspiración repentino donde las palabras se atropellan en sus cabezas sin saber como salir?

Quizá no, porque para eso es posible que sea necesario tener un pequeño desequilibrio mental (Las 28 integrantes de mi asamblea mental y yo confirmamos esto), pero a mi si me sucedió.

Día libre, examen de fisiopatología y parasitología para el día siguiente, y mis CERO ganas de estudiar... Fue tan explosiva la combinación de desesperación por no estudiar y la frustración de no tener nada más que hacer que estudiar que se prendió el bombillo,

84 páginas salieron de mi cabeza desbocadas con un hilo impresionante de sucesos que nunca pensé que saldrían alguna vez de mí, y la carrera se extendió hasta ese increíble "FIN". que tenía meses esperando.

¿Chévere verdad? Me sentí como los Sims cuando ganan su aspiración máxima: Con la barrita de felicidad en plateado.

Pero ese momento se esfumó cuando mi bebé empezó a crecer y las maestras me dijeron que era un flojo para estudiar. Sí, mis correctoras estrellas me dieron las correcciones (Menos de las que esperaba en realidad) y la pesadilla comenzó.

¿Cómo coño hago ahora? ¿Cómo saco más Nino? ¿Cómo alargo más la trama de acción? Cómo le doy amor si soy una mata seca y desterrada? ¡¿CÓMOOOOOOO?!

Las preguntas se acumularon en mi cabeza con una rapidez aún mayor y más impresionante que con la que llegué al final de la puta historia y una frasecita me sacaba la lengua desde lo alto, allá lejos de todas las preguntas donde observaba el caos de mi frustración con una satisfacción asquerosa y una sonrisita socarrona como esas que solo Nino Abruzzi (Mi bello protagonista de brillante armadura) sabe dedicar: 

"NUNCA DEBÍ HACER ESTO".

Esa fucking frase asquerosa y despiadada que me golpea en el hipotálamo y me deja sin sentido ni dirección en cuanto a mi bebé.

"¿Cómo hago si ya lo parí? No lo puedo matar aunque sea bruto". Creo que no muchas madres pensarán así pero bueno, conmigo no cuentan las hormonas del embarazo.

Y aquí es donde vienen las tareas dirigidas: "ARRÉGLALO PUES, ESTÚPIDA", Y me dicen que es muy caro: "NO LO VAS A ARREGLAR PORQUE ESTÁS SECA, MUAJAJÁ".

Es una analogía un tanto forzada, pero quizá la entiendan con esta otra frase que me gusta más que la anterior: ME JODÍ.

En fin, mis posts están perdiendo el toque de cuento infantil. Ya no hay moralejas porque la fiebre no me deja pensar y la frustración no me deja arreglar. Estoy pobre de imaginación y cargada de desesperación por tener a mi bebé como el mejor promedio de la universidad, pero quizás sea hora de aceptar que no va a ser un SUMMA CUM LAUDE. 

Les escribo cuando logre descifrar lo que le falta o le sobra a mi Sin Tiempo, y se los dejo aquí en un post cuando esté segura de que no lo van a odiar.

PD: No les prometo nada porque ya saben lo mala que soy manteniendo promesas, y lo logré! Una sola posdata.

GoodNightLittleCookies.