jueves, 12 de junio de 2025

Cinco.

 Hola Pá.

Ya van 5 años que te fuiste cuando no te querías ir. 

5 años donde no dejamos de extrañarte ni un poquito menos. 

A veces sueño que estamos ahí otra vez, que sigues aquí y que puedo ayudarte porque ya sé qué va a pasar, pero lamentablemente nunca sé cómo hacerlo y todo pasa nuevamente. Espero lograrlo alguna vez, aunque sea en mis sueños. 

La última vez te conté que me casé, y te extrañé mucho ese día. Tanto que se fue la luz y tuve una crisis llorona repentina porque no sabía qué hacer, y lo único que quería era que estuvieras ahí porque tu sí ibas a resolver (La verdad te quería ahí para que me llevaras al altar, para hacer una carnita y todo lo demás pero también para resolver jaja). No te preocupes que María Emilia salió al rescate y con hamburguesas incluidas. 

Te cuento ahora que estamos bien, me mudé a un apartamento más grande y bonito, te hubiese gustado mucho porque tiene pisos de madera. Mami viene a visitarme y estoy muy feliz, no puedo dormir bien de la emoción. Te prometo que voy a esforzarme mucho para que la pase bien, y la voy a llevar a una iglesia a escondidas para que se acuerde de nuestros viajes jaja.

Es bien difícil estar sin ti, ¿sabes? Pero ya lo manejo mejor la mayoría de los días.

Daría cualquier cosa porque pudieras venir también, y llevarte a comer carne asada en el sitio que conocí el otro día, caminar por el centro histórico y hacer que mami se moleste porque ya van 6 iglesias a las que entramos jaja, pero por lo menos la puedo llevar a ella. Espero que de alguna manera puedas saber todo lo bien que la vamos a pasar. 

Me haces falta para que me digas que estoy bella como cuando me arreglaba y pasaba por donde estabas para que vieras mi pinta, y para que me des el primer pedacito de carne de la parrilla que se te ocurrió hacer de repente.

En fin, solo quería que supieras que estamos bien, que nos vamos a ver otra vez mami y yo, y recordarte que espero poder abrazarte de nuevo alguna vez, cuando la vida nos vuelva a encontrar. 

Te amo y te extraño mucho todos los días, pero hoy te extraño un poquito más.

No creas que porque pase el tiempo dejas de doler ni que te voy a olvidar, solo te llevo en paz, guardadito en mis recuerdos y mi corazón.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Uno a uno se va rompiendo



 Buenas noches galletitas. Tenía tiempo sin pasar por aquí y no seguiré poniendo excusas. Sencillamente la vida del adulto es muy difícil, por muy fácil que la tengas.

Hoy me acordé de ustedes porque se me rompió algo. Y dirán: "Bueno, las cosas se rompen tarde o temprano, es normal" y sí, tienen toda la razón.

Las cosas normalmente se ponen viejas, usadas. Pasan los años y pierden el brillo, el lustre, pierden una pata o en este caso, una alita. Y bueno, no pasa nada ¿verdad?; le ponemos peguita y quedará casi como nueva.

Y así pasará hasta que se rompa otra alita y la volvamos a pegar, o una esquina pierda color, se desconche por alguna parte, se le caiga la plaquita con el nombre, etc. Llegando al punto donde no la podamos reparar más, y no tengamos más remedio que botarlo o reemplazarlo. 

La mayoría de las cosas materiales las podemos reemplazar fácilmente, el problema no es ese. El problema viene cuando lo que quieres reemplazar lo puedes comprar pero no vendrá completo.

Hoy se cayó accidentalmente algo, y se llevó consigo un angelito que tenía en mi pared.

Es un angelito que puedo comprar de nuevo con unos pocos dólares, no me va a afectar económicamente en ningún sentido, pero es un angelito que compré con mi papá.

Y sí, ya lo sé. Vuelve el perro arrepentido con el rabo entre las piernas... Y sí, también sé que compré un millón de cosas con mi papá. 

El otro problema que tengo es que me mudé de país, y cuando te mudas con una maleta no hay muchas cosas que puedas llevar contigo. Me traje 8 cosas que me dio o compré con mi papá. Cosas que me gustan mucho, pero que no uso muy seguido para no estancarme en un pozo de tristeza permanente por recordar que no está aquí (Que igual lo recuerdo cada 5 minutos, pero intento cada día recordarlo con un poquito más de alegría por haberlo tenido en mi vida y un poquito menos de sumergirme en la laguna de la tristeza).

Entonces, cuando tienes 8 cosas solamente, aunque no las uses mucho, inevitablemente alguna corre riesgo de dañarse, de ponerse vieja, de roerse o estirarse, de llevar su ciclo de vida como todos nosotros. Y sí, las puedo comprar otra vez, pero no las puedo comprar con mi papá.

No puedo escaparme con él al metrópolis saliendo de protinal a comprarse la camisa amarilla que se ponía cuando iba a pescar (Ese día me fue a buscar porque salía de clases, comimos en McDonald's, un heladito en la 4D y lo vi mirando las cosas para pescar en una tienda, le dije "pa cómprate, aprovecha, pa' eso trabajas" y me hizo caso: Se compró dos camisas, unos cuántos anzuelos, unos carretes y no recuerdo qué más).

Tampoco puedo volver a despertarme con la luz en la cara a las 3am con mi papá en la puerta diciendo "vístete y haz la maleta que nos vamos por ahí". Terminamos mi mamá, mi papá y yo en Mérida sin tener donde quedarnos, recorriendo las calles hasta que emcontramos habitación en un castillo que hacía de hotel. En ese viaje en el que escuchamos José Luis Perales todo el camino fue que compré la virgencita que tengo en la mesa y el angelito que se me rompió hoy (No recuerdo porqué tan religiosa pero todavía me gustan)

Y así cada una de las 8 cosas tienen sus historias, unas más borrosas en mi cabeza que otras por el tiempo que tienen, pero todas presentes conmigo. 

Indudablemente sé que ninguna de esas cosas es mi papá, ni lo va a traer de vuelta, ni me hace mejor hija o peor por tenerlas conmigo, pero cada vez que se rompe un alita o se suelta un botón, se me aprieta un poquito el corazón porque mi cabeza no puede evitar pensar "Si se va una cosa, me quedan siete. Y así irán hasta que no me quede ninguna"

Ya me quedan siete nada más, con una pendiendo de un hilo porque se le partió el alita hoy, e inevitablemente se irán desvanenciendo porque así es la vida y lo material. 

Lo cierto es que hoy estoy triste por la alita rota, consternada por la noticia de la muerte de alguien que estaba muy joven y llena de vida, que merecía más tiempo aquí (Como todas las personas buenas), porque mis amigas están lejos y las que están cerca están en otra etapa de la vida donde no las puedo juzgar por no darle prioridad a algunas situaciones. Porque mi mamá y mi familia están lejos y los extraño también todos los días. Porque siento el peso del mundo sobre mis hombros, de todos preguntando "Para cuándo el postgrado?" cuando trabajo durísimo a diario para no irme a la laguna del letargo porque todavía no ha sido mi oportunidad, y no sé cuándo será.

Porque estoy entre un mar de gente, tratando de ser la mejor, pero nunca es suficiente. Siempre quieren más, siempre necesitan más, siempre puedo ser mejor y nunca es "eres la mejor". Y porque en ese mar de gente me siento en una balsa flotando a lo lejos, viéndolos sin estar ahí. 

Hoy estoy nostálgica por muchas cosas, pero la alita rota fue la que más me arrugó el corazón. 

Desearía ser suficiente, desearía que la gente buena no se tenga que ir antes de tiempo, y desearía poder ir de nuevo a Mérida escuchando José Luis Perales con mi mamá y mi papá a comprar el angelito que no tenga el ala rota. 

domingo, 18 de agosto de 2024

Arrugas, vengan a mí

Cada año es más frecuente que me pregunten si estoy preparada para las arrugas, las canas, los dolores de rodilla (Que ya me acompañan desde 2015 más o menos) y los pormenores de envejecer. También los que me recuerdan que ya no tengo 15 años y que se me va a pasar el tren de la maternidad si no me apuro, y no pueden faltar los que me dicen que vaya ahorrando para el bótox, el lifting y las "arreglos" que voy a necesitar.

Una costumbre de estas generaciones: Apurarse para todo, y temer a lo inevitable. Pero, ¿saben qué? Yo lo veo distinto.

Mi cumpleaños se volvió agridulce desde que mi papá no está y desde que vivo lejos de mi familia, aunque no me puedo quejar porque mis amigos y mi esposo (Qué lindo suena, ¿verdad?) se encargan de hacerme sentir recordada.

Sin embargo, me sigue emocionando el hecho de cumplir años. Me emociona el hecho de algún día tener arrugas, de esas que se forman en la frente y las comisuras de los labios por reír tanto. Me emocionan las canas, que le dicen al mundo que mi melanina no está igual porque llevo muchos años vividos en este mundo. Le tomé mucho cariño a mis cicatrices porque cuentan historias, y respiran vida; y le tomaré más cariño a las cicatrices por venir: La de la cesárea o episiorrafia, la de la rodilla cuando me caiga persiguiendo a mi bebé que empiece a caminar, la del acné que me adorne y le diga al mundo que superé mis problemas hormonales. Las estrías del embarazo y de la vida misma.

Lo verán como un chiste, la vejez. Pero no hay nada más bonito que llegar como mi Uco, con su carácter indomable, su guayoyo por las tardes y la habilidad de agacharse para recoger cosas del piso sin quejarse, todo a sus 89 años. 

Ojalá vida que me regales las arrugas, porque morir sin arrugas, canas, estrías, celulitis, ni manchas es de gente joven. Y yo me quiero ir de este mundo bien vivida, bien marcada y bien añejada.

 

viernes, 19 de abril de 2024

La pantalla

 Creces, pasan cosas y resulta que un día te vas.

No te vas a una casa nueva, tampoco a un pueblo cercano. Te vas en avión lejos, y no sabes cuándo vas a volver. 

Quizás adonde vas es bonito, hay gente amable y hace frío. 

Pero no está la casa donde tu mamá te enseñó a cocinar, donde tu papá hacía parrillas los fines de semana. 

No está la casa de la abuela y los tíos para ir a tomar café con pan andino.

No está la casa de mi hermano en Chirgua para ir los domingos a comer cochino con mi papá. 

No está Gypsy que la conoces desde 1er grado, no está el colegio donde le partiste la boca porque te robó una Barbie el mismo día que te tocaba exposición en la clase de su mamá. 

No está Mafer para ir los viernes a jugar Guitar Hero y comer cricri, tampoco está el optra para escuchar SOAD a todo volumen por el pueblo.

No está Ana para que te busque y te lleve como un saco cuando no tenías carro, y cuando tenias también porque Doroteo no tenía permiso de salir después de las 6.

No está Gabi para maquillarme con tanta pasión que tenía que decirle "AHÍ ABAJO HAY UN OJOOOO" y ahora para traerme a Massimo y hacerme derretir.

Tienes amigos, pero están en sus ocupaciones.

O tienes amigos pero porque son amigos de tu esposo. 

O tienes amigos que de repente te dicen que van a pasar su cumpleaños con sus amigos pero no estás incluido. 

Tienes a tu esposo que amas mucho, pero tienes mucho más tiempo libre que él. 

Entonces te acostumbras a vivir un poquito de tu vida a través de las pantallas. Ves como todos crecen, te empiezas a enterar de las cosas un poquito más tarde que los demás, te llaman para saludarte pero no escuchas bien, tampoco entiendes mucho, y sin embargo estás feliz de estar ahí, solo viendo que están y quizás imaginando un poquito que tú también estás. 

No me arrepiento para nada de haber llegado adonde llegué, y espero seguir más allá, pero siempre la nostalgia se escabulle en mis recuerdos y me hace pensar en los días donde no tenía que vivir un pedacito de mí tras una pantalla. 





lunes, 26 de febrero de 2024

El lunes siguiente

 

¿Alguna vez han estado en una situación donde no se sienten bien consigo mismos, o hay cosas en su vida que deberían cambiar y llega un fin de semana de esclarecimiento y energía donde dicen "Ya es hora, sí puedo, lo voy a hacer"?

Probablemente sí, a la mayoría nos ha pasado. Y llega la noche del domingo y estás emocionado por los cambios pero también tienes miedo de que llegue mañana y se te haya pasado todo.

Entonces te cuesta un poco dormirte pero lo logras, y cuando te despiertas en la mañana te das cuenta que la energía, las ganas de cambiar y el entusiasmo siguen ahí. Te levantas feliz y haces todo lo que te propones durante el día. 

Así que cuando es momento de volver a la cama te acuestas cansado pero satisfecho de poder decir "hoy lo logré", y te duermes con una sonrisa en la cara (Bueno, probablemente una sonrisa en tus pensamientos porque qué raro dormirte sonriendo).

Llega el martes y sigues con tu cometido. Una sonrisa (de pensamiento) otra vez para dormir. 

El miércoles también, pero en el transcurso del día te cansaste más y no hay sonrisa de pensamiento, pero igual estás satisfecho contigo mismo.

El jueves vas porque estás comprometido contigo mismo, pero ya el arranque de energía que tuviste volvió a su nivel normal, entonces logras tu cometido, sigues satisfecho, pero te duermes pensando, "Ya es jueves al menos, el fin de semana descansamos"

El viernes tienes algo más de energía porque sabes que solo faltan horas para el fin de semana, y te levantas a hacer lo que te propusiste, igual cansado pero emocionado porque dices "Ay, ya viene el fin de semana, gracias Dios, sácame de aquí"

Entonces los deliciosos pero fatídicos sábado y domingo llegan, y recordamos que no hacer lo que te propusiste es bien cómodo, o bien sabroso. Que comerte una hamburguesita es mucho más sabroso que pollito a la plancha, que ver películas acostado es más placentero que pasar dos horas al día haciendo que cada músculo de tu cuerpecito duela, que dejar de planear cada día rigurosamente es mucho menos cansado aunque sea efectivo, y así.

Y aparece el más temido: El demandante, contundente, cruel, realista y triste lunes siguiente.

Ese lunes después del lunes esclarecedor. El lunes después de la semana que pasaste esforzándote por lograrlo todo y que el viernes sentiste que era un logro, pero el lunes te diste cuenta que quizás es un "logrito" pero realmente no resolviste nada, ni cambiaste nada definitivo, ni bajaste de peso, ni hiciste músculo, ni nada porque es una semana, y en una semana no muchas cosas a largo plazo se pueden lograr.

Ninguna realmente. 

Entonces es un logro porque aguantaste, mantuviste tu compromiso pero nada más. 

Pasaste una semana luchando contigo mismo para lograrlo pero no hay menos medidas, no hay menos peso, no hay más bíceps, no hay ahorros todavía, no hay nada tangible, solo la sensación de que lo lograste. Por ahora.

Y ahí es cuando antes de levantarte empiezas a preguntarte:

 ¿Para qué hago esto?

Dios mío, ¿cuánto me voy a tardar en lograr esto?

Me duele todo, ¿de verdad es necesario esto?

O sea, tampoco estoy tan mal, ¿De verdad tengo que hacer esto?

Y así un millón de preguntas que tenemos en la cabeza mientras los minutos pasan y la meta cada vez se ve más lejos, más pesada, más sin sentido.

Entonces dices, LA VIDA ES UNA SOLA, y te inventas excusas, y el lunes no lo haces y como el lunes no lo haces, entonces el martes y miércoles tampoco. Y como ya casi se acaba la semana, ¿entonces, para qué?

Y en pocos minutos, acabamos con nuestra meta. Nuestra propia cabecita nos sabotea y nos olvidamos del objetivo hasta que nos sentimos mal de nuevo y empezamos el ciclo vicioso. 

Entonces creo que cuando tenemos metas a largo plazo, el primer lunes es difícil de lograr, pero al que siempre le voy a tener miedo es al lunes siguiente. A todos los lunes siguientes, porque aquí es donde nuestro compromiso se demuestra y donde todos los domingos en la noche tenemos que volver a decir ESTA SEMANA TAMBIÉN VOY A PODER. 

Hoy fue mi primer lunes siguiente y lo vencí aunque mi cabeza no quería dejarme, y espero ganar esa batalla todos los lunes siguientes. Si tienen alguna idea de cómo no dejarse vencer por el lunes siguiente, estoy abierta a sugerencias porque aunque lo vencí, pasé unas importantes dos horas debatiéndome a mí misma el por qué estoy haciendo esto. Es un cáncer el lunes siguiente. 

Entonces en resumen, ya sé que las cosas por las que vale la pena luchar, nunca son fáciles pero no imposibles. Solo desearía que el momentum del primer día se mantuviera por lo menos los primeros 21 días, que se supone que son los días que necesitamos para hacer un hábito, y evitar este debate de mi asamblea mental que le gusta mucho quedarse viendo Gilmore Girls en la camita, mientras escucha la lluvia, toma cafecito y se hace skin care en sus días libres.

Hoy lo logré amigos, y espero seguirlo haciendo. Y si ustedes están en esta misma situación, espero que puedan también. 

¡Fuck los lunes siguiente!



domingo, 25 de febrero de 2024

El regalo equivocado

Es la mañana de navidad, el clima está fresco, alguien está haciendo café en la cocina y en la sala está el árbol de navidad con un montón de regalos a su alrededor.

En San Valentín siempre esperamos flores y chocolates, o una cena romántica; en aniversario joyas, una escapada repentina o una sorpresa emotiva. Cada fecha tiene más o menos sus parámetros, pero los regalos de navidad no. 

Los regalos de navidad son curiosos, porque pueden ir desde un bolígrafo hasta un anillo de compromiso o un carro. Nunca sabes qué esperar.

En el árbol de la sala hay regalos con empaques preciosos. Dorados, rojos, verdes, con moños de tela elegantes y pomposos, que brillan desde el otro lado de la habitación. 

Hay otros menos obstentosos, con empaques azules, negros, grises, con un aire de elegancia imponente, quizás más pequeños pero que a leguas se ven destilando importancia.

Están también los emotivos, que quizás su empaque es poco ortodoxo, como el empaque rústico hecho por un niño para sus padres, o la bolsa de regalo de la abuelita que tiene 3 años guardada en la despensa y ha tenido un par de accidentes en su corta vida. Un poco rudimentario, pero que siempre trae esa sensación especial porque sabemos que lo que trae dentro probablemente marcará nuestras vidas.

Y está el regalo equivocado. El regalo por educación. 

El regalo equivocado no necesariamente es equivocado, quizás alguien lo eligió con una razón, pero nunca parece formar parte del espíritu navideño. 

Es el empaque que no es pomposo, no es elegante ni emotivo.

Es la bolsa de regalo que tienen en la salida de la tienda en descuento, que tiene ositos anticuados en su diseño, con colores opacos que no están así por viejos o porque tienen muchas historias vividas en su haber, sino porque son tan poco interesantes que ni su manufactor puso empeño en hacerlos ver por lo menos decentes. Un empaque que se pierde en la pila debajo del árbol y que casi siempre queda al fondo cuando abren los regalos.

La familia se reúne con el café recién hecho y por fin comienza la apertura de regalos. Uno a uno va escogiendo un regalo pomposo o elegante con su nombre escrito en tarjetas llamativas, alegres, con mensajes bonitos y especiales. Y atrás va quedando el regalo equivocado. Muchos ni siquiera notan qué está ahí, otros sí pero se hacen los desentendidos y en su interior rezan porque ese no sea suyo. 

La pila se reduce cada vez más, hasta que solo el regalo equivocado queda. Todos se miran entre sí y el positivo de la casa esboza una sonrisa, se agacha y toma el regalo entre sus manos: "No juzguemos un libro por su portada, es para mí".

Que el empaque no sea el mejor no quiere decir que el interior tenga que ser malo, ¿no?; Al fin y al cabo, en navidad cualquier cosa puede pasar.

Nuestro amigo buena vibra comienza a emocionarse mientras abre su regalo opaco, esperando un interior mejor, pero cuando la cinta adhesiva por fin cede y vemos su contenido, la sonrisa del desafortunado dueño se desvanece, seguida también por la sonrisa de todos los presentes.

Medias. 

No medias con diseños graciosos ni especiales, tampoco de buena calidad, mucho menos a la moda. Es un paquete de medias del mercado, a la que se les olvidó quitarle la etiqueta de 60% de descuento.

El regalo equivocado.

Nuestro amigo, ahora un poco decepcionado, levanta la cara y regala una sonrisa forzada al resto de sus acompañantes para disminuir la tensión y dice con un tono monótono "Muchas gracias, está muy bonito. Útil"

Y seguidamente deja las medias en el mueble de la sala en el olvido, quizás mamá las recogerá después para dejarlas en alguna gaveta, pero en 8 segundos se fueron al olvido. 

Así son los regalos equivocados. Quizás son útiles, quizás solo dan el mínimo, quizás hasta llevaron cierto esfuerzo. Pero son lo que son, los regalos que agradecemos por educación. 

Los regalos equivocados nunca pidieron ser así, así los planearon y así fueron recibidos. Pero independientemente de su historia, aportan quizás 8 segundos a la vida de cualquier persona y después van a su destino inevitable: el cajón de atrás del closet. Ese que huele a humedad y donde están los pantalones que ya no nos quedan, las cosas que no tenemos donde más guardar y los regalos equivocados. 

Espero que nunca nadie se sienta un regalo equivocado, un regalo por equivocación. Que nunca tengan que oler la humedad del cajón y que aunque no vengan en empaques pomposos ni con dedicatorias; encuentren su lugar en el closet, un poquito más afuera. 

Espero salir algún día de mi bolsa de ositos, opaca y nada especial, y lo que más espero es que cuando salga, no sea solo un paquete de medias en descuento.



jueves, 28 de diciembre de 2023

Hola pá, soy yo otra vez.

 Hola pá.

Te cuento que fui a Venezuela. Vi a mami, está bien. Tiene el pelo más largo y le queda bonito (pero ya se lo quiere cortar jaja).

 También vi a Uco, mis tíos, a Ranyi, Sor y los niños. Todos están muy bien, los niños están grandes y preciosos. Ranyi y mi mami (Y todos en general) te extrañan mucho, todos los días te recuerdan, pero están bien.

Venezuela sigue con sus peculiaridades, se va el WiFi a cada rato, los precios de algunas cosas están por los cielos, pero la gente sigue siendo bonita, cálida y familiar como siempre. No pude caminar por el pueblo sin pararme por lo menos dos veces por cuadra a saludar, y todos me dieron su cariño por volver. 

También se va mucho la luz todavía, se fue el día de la boda y me dio un ataque de pánico pero María Emilia fue mi salvadora y todo salió bien. Mi madrina Francis también se portó excelente, igual que Yohandri y Delitza que me llenaron de amor todos esos días. Y hablando de eso, me casé. No todo salió como se planeó pero fue casi perfecto, digo casi porque no estuviste ahí físicamente pero siempre te llevé conmigo en mi bouquet, en mi memoria y en mi corazón todo el día.

Me propuse no llorar esos días por extrañarte pero fracasé jaja. Varios días no quería nada, porque despertarme sin poder saludarte me estrujaba el corazón, pero me paré, y me porté lo mejor que pude.

Ojalá hubieses estado para conocer a la familia de Víctor, y a Víctor también. Son una familia muy bonita, personas de muy buen corazón y sé que te hubiesen caído muy bien. Tus amigos Bernardo y Arquímedes también estuvieron en la boda, y déjame decirte, que son muy buenos amigos y por eso siempre los voy a apreciar mucho.

Muchas cosas pasaron que me gustaría contarte pero espero que las hayas visto por un huequito y te hayas reído mucho con todo lo que salió bien y lo que no salió tan bien jaja.

Ranyi me hizo una fiesta también, así como la hubieses hecho tú. Llevo ese día en mi corazón porque sé que lo hizo con mucho amor, y la familia de Chirgua nos acompañó, la pasamos excelente.

Uco, tía y tío se esforzaron por darme todo lo que quería, tanto en comida como ayuda y atención. La boda no nos dejó compartir tanto como queríamos pero llevo esos momentos y esa comida divina guardaditos en mi corazón.

Mis amigos de Quito también fueron, hicieron un esfuerzo increíble por poder ir, y eso también lo llevaré en mi corazón siempre. MAGGO como siempre estuvo ahí, y volvimos a ser las mismas de hace 15 años que no te dejábamos dormir en la casa jaja, no me diste hermanas de sangre, pero Dios se encargó de mandarme unas de corazón.

Y bueno, estoy feliz. Te extraño pero estoy feliz porque voy a pasar el resto de mi vida con un hombre que me hace soñar estando despierta, que es el mejor compañero y amigo, que me ama como a nadie y yo a él también, y que muchas veces me recuerda a ti porque tiene un corazón gigante como tú.

Nada más quería ponerte al día, fueron dos semanas que pasaron volando pero las llevo bien agarraditas en mi corazón. 

Te amo mucho mucho, estamos bien y espero que tú también donde quiera que estés.

Bebimos whisky porque a ti te gustaba y escuchamos los Bee Gees y Gipsy kings también, y espero poder hacer esas cosas algún día pero abrazándote otra vez.

Adiós papito, espero volverte a escribir para contarte de mi postgrado y quizás de un nieto o nieta. Que te vaya muy bien.

viernes, 17 de noviembre de 2023

Hola pá


 Hola pá,

Te escribo aquí imaginando que estás en el Cinaruco pescando y bebiendo con tus amigos, que no tienes señal y por eso tengo que escribirte así.

Es más fácil.

Te escribo aquí también porque es bien difícil no poder contarte todo.

Empiezo entonces contándote que me va muy bien en Ecuador, no me regresé a los 6 meses como pensabas jaja. Tengo un trabajo estable, una casita pequeña pero muy bonita y a alguien muy especial a mi lado.

Y hablando de ese alguien, te cuento también que me voy a casar con él. Falta poquito poquito, y lo más bonito es que va a ser en casita, con mami y el resto de la familia.

Él me hace muy feliz y me recuerda mucho a ti porque me trata como una reina, y todo lo que tiene y hace es para verme sana, feliz y mejor cada día. Es muy inteligente, trabajador y me ama mucho, y yo a él también lo amo mucho. Creo que si lo conocieras estarías muy feliz.

Entonces, bueno... No creas que me olvido de ti. Todos los días me acuerdo de ti, de todo lo que hacías, y de lo mucho que hiciste para hacerme quién soy hoy. Estoy muy feliz por todo lo que va a pasar pronto, pero también tiene su lado amargo porque sé que no me puedes acompañar en mi boda. 

He pensado mucho en cómo hacer para que caminar por el altar sin ti no sea agridulce, pero creo que solo lo voy a aceptar. 

No soy millonaria todavía jaja, pero estoy bien. Las cosas no se han dado exactamente como esperábamos pero creo que cada una de las cosas que han pasado, están bien para mí.

Y bueno, solo quería ponerte al día de mí, que sepas que estoy bien, y que si me ves llorando más seguido por ti, es porque te extraño mucho, y porque quiero que estés en mi boda. Pero no te preocupes que todo está muy bien.

Te amo tanto tanto, todos los días de mi vida, y espero volverte a ver de alguna manera algún día. Mientras, te voy a traer más estudios, más títulos y quizás uno o dos nietos jaja, que ojalá saquen tu corazón enorme y tus ganas de vivir.

Te mando un abrazo grande grandote donde quiera que estés, que sepas que nadie te olvida, y dejaste una huella imborrable en todos los que te conocieron.

Chao pá, sigue pescando, tomándote tu whiskycito a la orilla del río en tu contigo azul cielo, sentado en tu silla de plástico dentro del agua, y riéndote de cualquier cosa que veas pasar. Sé muy feliz donde quiera que estés.

Te amo.