domingo, 18 de agosto de 2024

Arrugas, vengan a mí

Cada año es más frecuente que me pregunten si estoy preparada para las arrugas, las canas, los dolores de rodilla (Que ya me acompañan desde 2015 más o menos) y los pormenores de envejecer. También los que me recuerdan que ya no tengo 15 años y que se me va a pasar el tren de la maternidad si no me apuro, y no pueden faltar los que me dicen que vaya ahorrando para el bótox, el lifting y las "arreglos" que voy a necesitar.

Una costumbre de estas generaciones: Apurarse para todo, y temer a lo inevitable. Pero, ¿saben qué? Yo lo veo distinto.

Mi cumpleaños se volvió agridulce desde que mi papá no está y desde que vivo lejos de mi familia, aunque no me puedo quejar porque mis amigos y mi esposo (Qué lindo suena, ¿verdad?) se encargan de hacerme sentir recordada.

Sin embargo, me sigue emocionando el hecho de cumplir años. Me emociona el hecho de algún día tener arrugas, de esas que se forman en la frente y las comisuras de los labios por reír tanto. Me emocionan las canas, que le dicen al mundo que mi melanina no está igual porque llevo muchos años vividos en este mundo. Le tomé mucho cariño a mis cicatrices porque cuentan historias, y respiran vida; y le tomaré más cariño a las cicatrices por venir: La de la cesárea o episiorrafia, la de la rodilla cuando me caiga persiguiendo a mi bebé que empiece a caminar, la del acné que me adorne y le diga al mundo que superé mis problemas hormonales. Las estrías del embarazo y de la vida misma.

Lo verán como un chiste, la vejez. Pero no hay nada más bonito que llegar como mi Uco, con su carácter indomable, su guayoyo por las tardes y la habilidad de agacharse para recoger cosas del piso sin quejarse, todo a sus 89 años. 

Ojalá vida que me regales las arrugas, porque morir sin arrugas, canas, estrías, celulitis, ni manchas es de gente joven. Y yo me quiero ir de este mundo bien vivida, bien marcada y bien añejada.

 

viernes, 19 de abril de 2024

La pantalla

 Creces, pasan cosas y resulta que un día te vas.

No te vas a una casa nueva, tampoco a un pueblo cercano. Te vas en avión lejos, y no sabes cuándo vas a volver. 

Quizás adonde vas es bonito, hay gente amable y hace frío. 

Pero no está la casa donde tu mamá te enseñó a cocinar, donde tu papá hacía parrillas los fines de semana. 

No está la casa de la abuela y los tíos para ir a tomar café con pan andino.

No está la casa de mi hermano en Chirgua para ir los domingos a comer cochino con mi papá. 

No está Gypsy que la conoces desde 1er grado, no está el colegio donde le partiste la boca porque te robó una Barbie el mismo día que te tocaba exposición en la clase de su mamá. 

No está Mafer para ir los viernes a jugar Guitar Hero y comer cricri, tampoco está el optra para escuchar SOAD a todo volumen por el pueblo.

No está Ana para que te busque y te lleve como un saco cuando no tenías carro, y cuando tenias también porque Doroteo no tenía permiso de salir después de las 6.

No está Gabi para maquillarme con tanta pasión que tenía que decirle "AHÍ ABAJO HAY UN OJOOOO" y ahora para traerme a Massimo y hacerme derretir.

Tienes amigos, pero están en sus ocupaciones.

O tienes amigos pero porque son amigos de tu esposo. 

O tienes amigos que de repente te dicen que van a pasar su cumpleaños con sus amigos pero no estás incluido. 

Tienes a tu esposo que amas mucho, pero tienes mucho más tiempo libre que él. 

Entonces te acostumbras a vivir un poquito de tu vida a través de las pantallas. Ves como todos crecen, te empiezas a enterar de las cosas un poquito más tarde que los demás, te llaman para saludarte pero no escuchas bien, tampoco entiendes mucho, y sin embargo estás feliz de estar ahí, solo viendo que están y quizás imaginando un poquito que tú también estás. 

No me arrepiento para nada de haber llegado adonde llegué, y espero seguir más allá, pero siempre la nostalgia se escabulle en mis recuerdos y me hace pensar en los días donde no tenía que vivir un pedacito de mí tras una pantalla. 





lunes, 26 de febrero de 2024

El lunes siguiente

 

¿Alguna vez han estado en una situación donde no se sienten bien consigo mismos, o hay cosas en su vida que deberían cambiar y llega un fin de semana de esclarecimiento y energía donde dicen "Ya es hora, sí puedo, lo voy a hacer"?

Probablemente sí, a la mayoría nos ha pasado. Y llega la noche del domingo y estás emocionado por los cambios pero también tienes miedo de que llegue mañana y se te haya pasado todo.

Entonces te cuesta un poco dormirte pero lo logras, y cuando te despiertas en la mañana te das cuenta que la energía, las ganas de cambiar y el entusiasmo siguen ahí. Te levantas feliz y haces todo lo que te propones durante el día. 

Así que cuando es momento de volver a la cama te acuestas cansado pero satisfecho de poder decir "hoy lo logré", y te duermes con una sonrisa en la cara (Bueno, probablemente una sonrisa en tus pensamientos porque qué raro dormirte sonriendo).

Llega el martes y sigues con tu cometido. Una sonrisa (de pensamiento) otra vez para dormir. 

El miércoles también, pero en el transcurso del día te cansaste más y no hay sonrisa de pensamiento, pero igual estás satisfecho contigo mismo.

El jueves vas porque estás comprometido contigo mismo, pero ya el arranque de energía que tuviste volvió a su nivel normal, entonces logras tu cometido, sigues satisfecho, pero te duermes pensando, "Ya es jueves al menos, el fin de semana descansamos"

El viernes tienes algo más de energía porque sabes que solo faltan horas para el fin de semana, y te levantas a hacer lo que te propusiste, igual cansado pero emocionado porque dices "Ay, ya viene el fin de semana, gracias Dios, sácame de aquí"

Entonces los deliciosos pero fatídicos sábado y domingo llegan, y recordamos que no hacer lo que te propusiste es bien cómodo, o bien sabroso. Que comerte una hamburguesita es mucho más sabroso que pollito a la plancha, que ver películas acostado es más placentero que pasar dos horas al día haciendo que cada músculo de tu cuerpecito duela, que dejar de planear cada día rigurosamente es mucho menos cansado aunque sea efectivo, y así.

Y aparece el más temido: El demandante, contundente, cruel, realista y triste lunes siguiente.

Ese lunes después del lunes esclarecedor. El lunes después de la semana que pasaste esforzándote por lograrlo todo y que el viernes sentiste que era un logro, pero el lunes te diste cuenta que quizás es un "logrito" pero realmente no resolviste nada, ni cambiaste nada definitivo, ni bajaste de peso, ni hiciste músculo, ni nada porque es una semana, y en una semana no muchas cosas a largo plazo se pueden lograr.

Ninguna realmente. 

Entonces es un logro porque aguantaste, mantuviste tu compromiso pero nada más. 

Pasaste una semana luchando contigo mismo para lograrlo pero no hay menos medidas, no hay menos peso, no hay más bíceps, no hay ahorros todavía, no hay nada tangible, solo la sensación de que lo lograste. Por ahora.

Y ahí es cuando antes de levantarte empiezas a preguntarte:

 ¿Para qué hago esto?

Dios mío, ¿cuánto me voy a tardar en lograr esto?

Me duele todo, ¿de verdad es necesario esto?

O sea, tampoco estoy tan mal, ¿De verdad tengo que hacer esto?

Y así un millón de preguntas que tenemos en la cabeza mientras los minutos pasan y la meta cada vez se ve más lejos, más pesada, más sin sentido.

Entonces dices, LA VIDA ES UNA SOLA, y te inventas excusas, y el lunes no lo haces y como el lunes no lo haces, entonces el martes y miércoles tampoco. Y como ya casi se acaba la semana, ¿entonces, para qué?

Y en pocos minutos, acabamos con nuestra meta. Nuestra propia cabecita nos sabotea y nos olvidamos del objetivo hasta que nos sentimos mal de nuevo y empezamos el ciclo vicioso. 

Entonces creo que cuando tenemos metas a largo plazo, el primer lunes es difícil de lograr, pero al que siempre le voy a tener miedo es al lunes siguiente. A todos los lunes siguientes, porque aquí es donde nuestro compromiso se demuestra y donde todos los domingos en la noche tenemos que volver a decir ESTA SEMANA TAMBIÉN VOY A PODER. 

Hoy fue mi primer lunes siguiente y lo vencí aunque mi cabeza no quería dejarme, y espero ganar esa batalla todos los lunes siguientes. Si tienen alguna idea de cómo no dejarse vencer por el lunes siguiente, estoy abierta a sugerencias porque aunque lo vencí, pasé unas importantes dos horas debatiéndome a mí misma el por qué estoy haciendo esto. Es un cáncer el lunes siguiente. 

Entonces en resumen, ya sé que las cosas por las que vale la pena luchar, nunca son fáciles pero no imposibles. Solo desearía que el momentum del primer día se mantuviera por lo menos los primeros 21 días, que se supone que son los días que necesitamos para hacer un hábito, y evitar este debate de mi asamblea mental que le gusta mucho quedarse viendo Gilmore Girls en la camita, mientras escucha la lluvia, toma cafecito y se hace skin care en sus días libres.

Hoy lo logré amigos, y espero seguirlo haciendo. Y si ustedes están en esta misma situación, espero que puedan también. 

¡Fuck los lunes siguiente!



domingo, 25 de febrero de 2024

El regalo equivocado

Es la mañana de navidad, el clima está fresco, alguien está haciendo café en la cocina y en la sala está el árbol de navidad con un montón de regalos a su alrededor.

En San Valentín siempre esperamos flores y chocolates, o una cena romántica; en aniversario joyas, una escapada repentina o una sorpresa emotiva. Cada fecha tiene más o menos sus parámetros, pero los regalos de navidad no. 

Los regalos de navidad son curiosos, porque pueden ir desde un bolígrafo hasta un anillo de compromiso o un carro. Nunca sabes qué esperar.

En el árbol de la sala hay regalos con empaques preciosos. Dorados, rojos, verdes, con moños de tela elegantes y pomposos, que brillan desde el otro lado de la habitación. 

Hay otros menos obstentosos, con empaques azules, negros, grises, con un aire de elegancia imponente, quizás más pequeños pero que a leguas se ven destilando importancia.

Están también los emotivos, que quizás su empaque es poco ortodoxo, como el empaque rústico hecho por un niño para sus padres, o la bolsa de regalo de la abuelita que tiene 3 años guardada en la despensa y ha tenido un par de accidentes en su corta vida. Un poco rudimentario, pero que siempre trae esa sensación especial porque sabemos que lo que trae dentro probablemente marcará nuestras vidas.

Y está el regalo equivocado. El regalo por educación. 

El regalo equivocado no necesariamente es equivocado, quizás alguien lo eligió con una razón, pero nunca parece formar parte del espíritu navideño. 

Es el empaque que no es pomposo, no es elegante ni emotivo.

Es la bolsa de regalo que tienen en la salida de la tienda en descuento, que tiene ositos anticuados en su diseño, con colores opacos que no están así por viejos o porque tienen muchas historias vividas en su haber, sino porque son tan poco interesantes que ni su manufactor puso empeño en hacerlos ver por lo menos decentes. Un empaque que se pierde en la pila debajo del árbol y que casi siempre queda al fondo cuando abren los regalos.

La familia se reúne con el café recién hecho y por fin comienza la apertura de regalos. Uno a uno va escogiendo un regalo pomposo o elegante con su nombre escrito en tarjetas llamativas, alegres, con mensajes bonitos y especiales. Y atrás va quedando el regalo equivocado. Muchos ni siquiera notan qué está ahí, otros sí pero se hacen los desentendidos y en su interior rezan porque ese no sea suyo. 

La pila se reduce cada vez más, hasta que solo el regalo equivocado queda. Todos se miran entre sí y el positivo de la casa esboza una sonrisa, se agacha y toma el regalo entre sus manos: "No juzguemos un libro por su portada, es para mí".

Que el empaque no sea el mejor no quiere decir que el interior tenga que ser malo, ¿no?; Al fin y al cabo, en navidad cualquier cosa puede pasar.

Nuestro amigo buena vibra comienza a emocionarse mientras abre su regalo opaco, esperando un interior mejor, pero cuando la cinta adhesiva por fin cede y vemos su contenido, la sonrisa del desafortunado dueño se desvanece, seguida también por la sonrisa de todos los presentes.

Medias. 

No medias con diseños graciosos ni especiales, tampoco de buena calidad, mucho menos a la moda. Es un paquete de medias del mercado, a la que se les olvidó quitarle la etiqueta de 60% de descuento.

El regalo equivocado.

Nuestro amigo, ahora un poco decepcionado, levanta la cara y regala una sonrisa forzada al resto de sus acompañantes para disminuir la tensión y dice con un tono monótono "Muchas gracias, está muy bonito. Útil"

Y seguidamente deja las medias en el mueble de la sala en el olvido, quizás mamá las recogerá después para dejarlas en alguna gaveta, pero en 8 segundos se fueron al olvido. 

Así son los regalos equivocados. Quizás son útiles, quizás solo dan el mínimo, quizás hasta llevaron cierto esfuerzo. Pero son lo que son, los regalos que agradecemos por educación. 

Los regalos equivocados nunca pidieron ser así, así los planearon y así fueron recibidos. Pero independientemente de su historia, aportan quizás 8 segundos a la vida de cualquier persona y después van a su destino inevitable: el cajón de atrás del closet. Ese que huele a humedad y donde están los pantalones que ya no nos quedan, las cosas que no tenemos donde más guardar y los regalos equivocados. 

Espero que nunca nadie se sienta un regalo equivocado, un regalo por equivocación. Que nunca tengan que oler la humedad del cajón y que aunque no vengan en empaques pomposos ni con dedicatorias; encuentren su lugar en el closet, un poquito más afuera. 

Espero salir algún día de mi bolsa de ositos, opaca y nada especial, y lo que más espero es que cuando salga, no sea solo un paquete de medias en descuento.



jueves, 28 de diciembre de 2023

Hola pá, soy yo otra vez.

 Hola pá.

Te cuento que fui a Venezuela. Vi a mami, está bien. Tiene el pelo más largo y le queda bonito (pero ya se lo quiere cortar jaja).

 También vi a Uco, mis tíos, a Ranyi, Sor y los niños. Todos están muy bien, los niños están grandes y preciosos. Ranyi y mi mami (Y todos en general) te extrañan mucho, todos los días te recuerdan, pero están bien.

Venezuela sigue con sus peculiaridades, se va el WiFi a cada rato, los precios de algunas cosas están por los cielos, pero la gente sigue siendo bonita, cálida y familiar como siempre. No pude caminar por el pueblo sin pararme por lo menos dos veces por cuadra a saludar, y todos me dieron su cariño por volver. 

También se va mucho la luz todavía, se fue el día de la boda y me dio un ataque de pánico pero María Emilia fue mi salvadora y todo salió bien. Mi madrina Francis también se portó excelente, igual que Yohandri y Delitza que me llenaron de amor todos esos días. Y hablando de eso, me casé. No todo salió como se planeó pero fue casi perfecto, digo casi porque no estuviste ahí físicamente pero siempre te llevé conmigo en mi bouquet, en mi memoria y en mi corazón todo el día.

Me propuse no llorar esos días por extrañarte pero fracasé jaja. Varios días no quería nada, porque despertarme sin poder saludarte me estrujaba el corazón, pero me paré, y me porté lo mejor que pude.

Ojalá hubieses estado para conocer a la familia de Víctor, y a Víctor también. Son una familia muy bonita, personas de muy buen corazón y sé que te hubiesen caído muy bien. Tus amigos Bernardo y Arquímedes también estuvieron en la boda, y déjame decirte, que son muy buenos amigos y por eso siempre los voy a apreciar mucho.

Muchas cosas pasaron que me gustaría contarte pero espero que las hayas visto por un huequito y te hayas reído mucho con todo lo que salió bien y lo que no salió tan bien jaja.

Ranyi me hizo una fiesta también, así como la hubieses hecho tú. Llevo ese día en mi corazón porque sé que lo hizo con mucho amor, y la familia de Chirgua nos acompañó, la pasamos excelente.

Uco, tía y tío se esforzaron por darme todo lo que quería, tanto en comida como ayuda y atención. La boda no nos dejó compartir tanto como queríamos pero llevo esos momentos y esa comida divina guardaditos en mi corazón.

Mis amigos de Quito también fueron, hicieron un esfuerzo increíble por poder ir, y eso también lo llevaré en mi corazón siempre. MAGGO como siempre estuvo ahí, y volvimos a ser las mismas de hace 15 años que no te dejábamos dormir en la casa jaja, no me diste hermanas de sangre, pero Dios se encargó de mandarme unas de corazón.

Y bueno, estoy feliz. Te extraño pero estoy feliz porque voy a pasar el resto de mi vida con un hombre que me hace soñar estando despierta, que es el mejor compañero y amigo, que me ama como a nadie y yo a él también, y que muchas veces me recuerda a ti porque tiene un corazón gigante como tú.

Nada más quería ponerte al día, fueron dos semanas que pasaron volando pero las llevo bien agarraditas en mi corazón. 

Te amo mucho mucho, estamos bien y espero que tú también donde quiera que estés.

Bebimos whisky porque a ti te gustaba y escuchamos los Bee Gees y Gipsy kings también, y espero poder hacer esas cosas algún día pero abrazándote otra vez.

Adiós papito, espero volverte a escribir para contarte de mi postgrado y quizás de un nieto o nieta. Que te vaya muy bien.

viernes, 17 de noviembre de 2023

Hola pá


 Hola pá,

Te escribo aquí imaginando que estás en el Cinaruco pescando y bebiendo con tus amigos, que no tienes señal y por eso tengo que escribirte así.

Es más fácil.

Te escribo aquí también porque es bien difícil no poder contarte todo.

Empiezo entonces contándote que me va muy bien en Ecuador, no me regresé a los 6 meses como pensabas jaja. Tengo un trabajo estable, una casita pequeña pero muy bonita y a alguien muy especial a mi lado.

Y hablando de ese alguien, te cuento también que me voy a casar con él. Falta poquito poquito, y lo más bonito es que va a ser en casita, con mami y el resto de la familia.

Él me hace muy feliz y me recuerda mucho a ti porque me trata como una reina, y todo lo que tiene y hace es para verme sana, feliz y mejor cada día. Es muy inteligente, trabajador y me ama mucho, y yo a él también lo amo mucho. Creo que si lo conocieras estarías muy feliz.

Entonces, bueno... No creas que me olvido de ti. Todos los días me acuerdo de ti, de todo lo que hacías, y de lo mucho que hiciste para hacerme quién soy hoy. Estoy muy feliz por todo lo que va a pasar pronto, pero también tiene su lado amargo porque sé que no me puedes acompañar en mi boda. 

He pensado mucho en cómo hacer para que caminar por el altar sin ti no sea agridulce, pero creo que solo lo voy a aceptar. 

No soy millonaria todavía jaja, pero estoy bien. Las cosas no se han dado exactamente como esperábamos pero creo que cada una de las cosas que han pasado, están bien para mí.

Y bueno, solo quería ponerte al día de mí, que sepas que estoy bien, y que si me ves llorando más seguido por ti, es porque te extraño mucho, y porque quiero que estés en mi boda. Pero no te preocupes que todo está muy bien.

Te amo tanto tanto, todos los días de mi vida, y espero volverte a ver de alguna manera algún día. Mientras, te voy a traer más estudios, más títulos y quizás uno o dos nietos jaja, que ojalá saquen tu corazón enorme y tus ganas de vivir.

Te mando un abrazo grande grandote donde quiera que estés, que sepas que nadie te olvida, y dejaste una huella imborrable en todos los que te conocieron.

Chao pá, sigue pescando, tomándote tu whiskycito a la orilla del río en tu contigo azul cielo, sentado en tu silla de plástico dentro del agua, y riéndote de cualquier cosa que veas pasar. Sé muy feliz donde quiera que estés.

Te amo.

lunes, 16 de mayo de 2022

Porque sí.

Hoy me dieron ganas de escribir pero no encontraba de qué hablar.


Mi cabeza, como ya sabes, es un revoloteo constante de pensamientos sin comienzo ni final, que no tienen nada que ver uno con el otro, que a veces me llevan a lugares excepcionalmente felices o completamente oscuros, donde me sumerjo y muchas veces es muy difícil sacarme.

Me puse a navegar por horas en mi mar de incoherencias y ninguna me llamaba especialmente la atención: Barquitos de papel nadando en agua de lluvia, la sensación de tu barba en mi cara en las mañanas, el olor a cafecito recién molido, tu sonrisa cuando algo te hace realmente feliz, mis preocupaciones diarias, tu mechón gris que me vuelve loca, la cita de la visa, tu chaqueta de cuero... Y así divagué por horas, hasta que me di cuenta de porqué no encontraba un tema del cual hablar: Es que siempre en el medio de mi hilo enmarañado de historias inconclusas, estás tú. No quiero escribir sobre nada más, ni quiero escribir para nadie más que no seas tú.

Eres lo primero que veo cuando despierto, y me haces feliz desde el momento en el que dejo de soñar y te escucho respirar. 

Mi vida ha mejorado cada día desde que te conocí porque siempre has estado apoyándome y has creído en mí hasta en los momentos en los que yo misma no lo he hecho.

Conoces lo peor de mí, y te has quedado, no me has juzgado ni me has hecho sentir como un monstruo. Solo me abrazas y me dices que todo va a estar bien.

Me has ayudado a sanar muchas heridas y sobrellevar otras que no son fáciles de llevar y mucho menos superar.

Me dejaste entrar en tu vida, poquito a poquito, y me has hecho amarte cada día más, aunque a veces me parece difícil poder quererte y admirarte más de lo que ya lo hago.

Eres el hombre más increíble que he conocido, y me has devuelto las ganas de querer ser mejor, de superarme y ser mejor cada día para merecer todo el amor que me das.

Tengo más de un millón de cosas de ti que podría seguir alabando pero esas te las voy diciendo de poquito en poquito, mientras disfruto del tiempo que nos toque vivir la vida juntos.

Eres mi equipo, mis ganas de sentir maripositas, mi ejemplo, mi roble, mi corazoncito abombado de felicidad, todo lo que siempre he deseado, eres mi amor.

Soy la mujer más afortunada por tener la dicha de conocerte, y decir que formas parte de mi vida de una manera tan bonita, y aprovecharé cada momento que la vida me regale contigo, por mucho o poco que sea.

Entonces, en resumen, te podría decir un montón de cosas más, como Rachel a Ross y su carta de 18 páginas por delante y por detrás, pero realmente te escribo porque te amo, porque me inspiras, porque te agradezco la vida entera y más por ser como eres y porque no hay nada más en este mundo que me haga sentir como tú lo haces, y eso merece ser escrito.

Con mucho mucho amor, Oriana.


lunes, 7 de febrero de 2022

No sé a qué vine, pero aquí estoy.

Ya acepté el hecho de que no volveré a diario por aquí como antes, pero sí me prometí hacer valer mis visitas, por lo menos que valgan para mí.

Me pongo a leer las cosas que he escrito antes, y me doy cuenta de dos cosas: Me gusta la manera en la que pensaba antes, incluyendo mi inmadurez, mi inocencia, mi ignorancia en muchas cosas, mis ganas de comerme el mundo y todos mis defectos. Y me gusta cómo he evolucionado hasta el día de hoy.

A veces no nos damos crédito porque no somos perfectos, porque nos equivocamos, porque quizás tomamos malas decisiones de vez en cuando, o porque sencillamente no hacemos las cosas como el resto, y pensamos automáticamente que estamos siendo inútiles, que no servimos para nada y no hemos crecido.

Pero en mi caso, después de leer un par de mis posts, me di cuenta que aunque no soy perfecta, me he equivocado un trillón de veces y me falta muchísimo por aprender y arreglar, he crecido muchísimo como persona, pasito a pasito, un día a la vez, y eso es lo más importante.

Espero seguir evolucionando todos los días, y aprendiendo aunque sea una cosita al día, que me ayude a crecer y mejorar como persona.

Y aunque esta no fue la razón por la que vine a escribir, me pareció un momento ideal para mencionarlo.

Realmente ya no recuerdo porqué dije hace uno minutos "Voy a ver mi blog, voy a escribir", pero creo que a estas alturas no necesito una razón para escribir, ni para hacer las cosas que me gustan. No necesito un tema concreto y estudiado desde hace una semana con referencias bibliográficas para escribir, tampoco necesito acuarelas caras ni cursos de dibujo para pintar o dibujar, ni necesito clases de canto para cantar.

Decidí que de ahora en adelante haré todas las cosas que me gustan porque sí, que voy a disfrutar de las cosas pequeñas, sola o en compañía. Que hacer mercado no será tedioso porque no lo permitiré, que voy a llenar mi relación nueva de momentos bonitos y felices mientras dure, que mis momentos libres siempre tendrán algo agradable qué hacer, que disfrutaré mis momentos sin hacer nada sin sentirme culpable, y que voy a vivir como quiero y como me haga feliz.

Tengo demasiado por vivir, demasiado qué disfrutar y demasiado por conocer.

Agradezco a Dios todas las cosas buenas y no tan buenas que me ha traído desde que llegué acá, y espero que sigan llegando muchas más (preferiblemente un poquito más de buenas que de malas).

Gracias my little cookies por seguir aquí para mí, por seguir dejando disponible este espacio en blanco donde puedo plasmar mis ideas, porque los diarios no me gustan y en mi agenda no quiero poner estas cosas.

Espero inspirarme pronto y volver aquí, a mi hogar mental, y fastidiarlos un ratico más. buenas tardes, Little cookies.