sábado, 12 de septiembre de 2020

Papi

Han pasado dos meses ya. Dos meses que parecen décadas porque siento que tengo demasiado tiempo sin saber de ti, sin escucharte ni recibir mi "Holi" en las mañanas; y sin embargo se sienten como un instante porque no deja de doler ni un poquitico que no estés aquí.


Yo ya no sé qué hacer ni qué decir. Me sumerjo en harina de trigo y margarina todos los días tratando de alejarte de mis pensamientos, pero por supuesto, no funciona. Te busco todo el día, te añoro cada segundo y me culpo por no haber estado cada minuto de tu vida a tu lado, de no haberte dado más motivos para estar orgulloso, de decirte "Cálmate, respira. Esto es normal, no te asustes" y no decirte "Te amo", porque nunca nunca nunca pensé que sería lo último que te diría. Mi yo que sabe algunas cosas del cuerpo humano se dijo "Esto está muy mal", pero la otra yo, la boba que esperaba que te pararas, se sumergió en un mar de esperanzas y de milagros, y se negó a despedirse porque no estaba ni un poquito lista para dejarte ir.

Hasta el día de hoy, hasta este minuto no sé cómo haré para soportar el hecho de lograr cualquiera de las cosas que esperabas para mí, porque no estarás ahí para contártelo y celebrar...

Hasta el día de hoy no sé cómo pararme de la cama sin tener que luchar todos los días.

Hasta el día de hoy, no sé cómo haremos sin ti.

Te extraño tanto que me duele respirar todo el día, que no te olvido ni un momento, que ya no sé nada.

Este mes no tengo nada bueno qué decir. Espero tener algo de resignación algún día para lograr las cosas que querías para mí y poder soportar no tenerte ni siquiera al teléfono para decirte que lo logré.

Te amo, mi papito mío. Y espero verte algún día de nuevo, para tomarnos nuestros vinitos y comer jamón serrano con queso manchego en la orilla de alguna playa española.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Mi papito mío

 He pensado en escribirte algo desde hace varios días, pero no había podido porque cada vez que veo la computadora te veo a ti detrás de mí acostado y diciéndome "Ori, ya tienes 6 horas ahí sentada, párate un rato", cada vez que me tocaba escribir un artículo para alguna página y tenía que entregarlo con premura.

Tengo tantas cosas que decirte que no sé por donde comenzar... Así que comenzaré por donde empiezo cada vez que tengo que decir algo importante: Comenzaré agradeciéndote.

Sería una tontería intentar especificar todas las cosas por las que te agradezco porque tendría que hacer una biografía de mi vida. Tú me diste todo.

Mi vida entera, mis logros, mis cosas, mis pensamientos, mi manera de caminar y hablar... Todo se los debo a mi mamá y a ti.

Gracias por la mejor vida del mundo. Por todas las vacaciones repentinas, por todos los caprichos que me cumpliste, por toda la libertad que me diste para ser mejor cada día, por apoyar mis locuras, por estar conmigo cada día de mi vida, así fuese a través de un "Holiii" por whatsapp cuando estábamos lejos.

Sé que todos dicen lo mismo porque quieren mucho a sus papás, pero no creo que exista uno mejor que tú. Siempre quise ser como tú: Imponente, inteligente, correcto, respetuoso, un líder nato y lo más importante, la mejor persona del mundo. 

Tu carácter siempre fue fuerte pero nunca dudaste en ayudar, en hacer las cosas bien. Querías esconder tu corazoncito pachoncito detrás de tu bigote, pero tu corazón es tan bonito que fue imposible de ocultar.

Está de más decir que eres la persona que más admiro en este mundo y que espero lograr tantas cosas algún día que me permitan siquiera poder comparar mis logros con los tuyos.

También está de más decir que te amo. Te amo tanto que estos días he olvidado mis lapicitos de colores, y me he quedado con el gris. Yo nunca pensé que iba a tener que vivir una vida donde tú no estuvieses, y hasta el último segundo tuve fe de volver a verte, de decir algún día que todo había sido una pesadilla pero lo habíamos logrado, y que nos iríamos en diciembre de nuevo a la playa a comer pernil 7 días seguidos en las 3 comidas.

Te extraño todo el día, todos los días. Todavía no he aprendido a hacerme la idea de que no me vas a llevar al altar, que no vas a conocer a mis hijos y que no podré tenerte más. Y aunque muchas cosas me dicen que la vida termina y no hay nada más, desde el 12 del mes pasado tengo la esperanza de que exista algo, y que puedas ver todas las cosas que pasen. Que veas a tus nietos crecer, que me veas con una barrigota de embarazada, que me veas viejita y finalmente me recibas donde quiera que estés.

Cambiaría todo por tenerte un minutito más, pero todo papito mío, porque yo no sabía realmente lo que  era sentirse rotico y sin esperanzas, hasta que te fuiste de mí.

Espero que hayas estado orgulloso de mí, y que sepas lo mucho que te amo y te amaré el resto de mis días.

No sé cuándo recuperaré mis lapicitos de colores para vivir, quizá un par se queden contigo porque ya nada será igual, pero te prometo que todo lo que hiciste no será en vano, y que intentaré ser la mejor persona del mundo todos los días de mi vida.

Perdóname por todo lo que no hice ni dije, por todo lo que quizás necesitaste y yo dejé para después, no es excusa, pero yo nunca pensé que no habría un después.

Podría seguir hablándote por horas, porque así me hago a la idea de que estás acostado detrás de mí viéndome escribir, pero ya es hora de dejarte ir. No dejarte ir por completo porque la mitad de mí la hiciste tú, y tú eres mi motivación para todo, pero dejarte descansar. Visítame en mis sueños cada vez que quieras, que te recibiré con gusto, pero descansa en paz donde quiera que debas estar. Prende la tele, pon "El precio de la historia" y espérame que algún día volveré a decirte "Caaaaambialooooooo"

Todavía no sé ser sin ti, pero te prometo que lo intentaré. 

Te amo con todo mi ser, mi papito mío.